Rotativo: EL PAÍS
El conflicto diplomático entre México y Ecuador parece calentarse al ritmo de las aguas del Pacífico. Después de que la policía ecuatoriana asaltara la embajada mexicana en Quito, en abril, para detener al expresidente Jorge Glas, refugiado allí, el presidente de la nación sudamericana, Daniel Noboa, aprovecha cada ocasión para avivar la tensión con el Gobierno de México. El lunes, por ejemplo, Noboa aseguró que el país norteamericano es “de nuestros peores socios”. El Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador no ha contestado de momento. En estos meses, el mandatario mexicano ha dicho que no va a comentar los dichos de Noboa. “No es un tema frívolo”, dijo hace unas semanas.
El próximo cambio de Gobierno en México podría destrabar la situación, aunque de momento no hay motivos para ser optimista. Cercana a López Obrador, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, que jurará el cargo el 1 de octubre, no se ha referido al conflicto en estos meses, tampoco desde su victoria electoral, el 2 de junio. Los vectores de atención del futuro Gobierno –y de todos, en realidad– apuntan a las relaciones bilaterales con Estados Unidos, principal socio comercial de México. De cara al público, Noboa se ha mostrado abierto al diálogo con Sheinbaum, pero su discurso, que vira entre lo amable y lo agresivo, dificulta el acercamiento.
En las ocasiones en las que el presidente Noboa ha hecho declaraciones sobre el conflicto diplomático con México, sus palabras alejan aún más la posibilidad de que ambos países puedan sentarse a dialogar para llegar a una resolución. La primera vez que se refirió al tema no dudó en responder que no se arrepentía de la decisión que tomó de ordenar el asalto a la Embajada de México en Quito. “Cero. Porque pienso que estoy en el lado correcto de la historia”, dijo el mandatario, solo unos días después del escándalo internacional que provocó la detención del exvicepresidente Glas.
Aquel día, las imágenes de policías ecuatorianos escalando los muros de la legación diplomática mexicana dieron la vuelta al mundo. Los agentes entraron de forma violenta y tomaron de las piernas y brazos al exvicepresidente Glas, para llevárselo –hasta ese momento– a destino desconocido. Mientras esto ocurría, el jefe de la misión mexicana gritaba que era una violación al derecho internacional. “Como delincuentes allanaron la Embajada de México en Ecuador. ¡Es una locura!”, expuso Roberto Canseco, cuando se levantó del piso tras intentar detener los vehículos policiales.
Después de aquello, México demandó a Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, por violar la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, al irrumpir sin autorización el local de la Embajada. El país norteamericano también acusa a Ecuador de intervenir y escuchar comunicaciones privadas de la Embajada de México, desplegar un número excesivo de efectivos policiales, fuerzas especiales y militares alrededor de la casa diplomática los días previos a la incursión, y hostigar a los miembros de la misión mexicana.
Los jueces escucharon los argumentos y alegatos de ambos países. La defensa del Gobierno ecuatoriano se ha sostenido en que Jorge Glas tiene dos condenas por corrupción, y cumplía su sentencia en libertad tras una decisión judicial que es investigada por irregularidades. “Es como si alguien se escapara de la cárcel y corre a esconderse a una Embajada”, dijo Noboa en su gira en España, señalando como errónea la decisión de Andrés Manuel López Obrador de haber concedido el asilo diplomático al número dos de Rafael Correa. “El tema de México va a ser un punto histórico en cómo no se puede usar embajadas para solapar cualquier tipo de criminalidad internacional”, añadió el mandatario.
Noboa considera que el asunto se puede zanjar invitando a comer un ceviche o tacos al presidente mexicano. “Cuando él esté listo”, dijo el presidente ecuatoriano. “No hay ningún comentario porque no es una frivolidad este asunto”, contestó López Obrador un día después, quien ha pedido, además, que se expulse a Ecuador de Naciones Unidas, en tanto no haya una disculpa y se asegura que una acción así no se repetirá en el país sudamericano. Pero el Gobierno ecuatoriano parece no considerar esa opción.
La última intervención de Noboa sobre el tema ocurrió el lunes 8 de julio, en una cadena radial, cuando abrió un nuevo capítulo en la crisis diplomática al referirse a las relaciones comerciales entre ambas naciones. “Es de nuestros peores socios”, aseguró el mandatario, al exponer cifras –no precisas– de la balanza comercial. “Tenemos un déficit de casi 600 millones dólares de desbalance comercial con México”. Si bien la balanza no se inclina a favor de Ecuador, la cifra oficial son 500 millones de dólares de diferencia entre lo que se importa y exporta.
Tres meses después del asalto a la Embajada, el Gobierno mantiene su discurso de victoria al haber puesto en la cárcel de máxima seguridad La Roca a Jorge Glas, uno de los miembros más visibles del correísmo. El Gobierno se atribuye haber aumentado su popularidad por la decisión de entrar a la Embajada. Las cifras lo respaldan, el 60% de los ecuatorianos estuvo de acuerdo con la decisión presidencial, según la encuesta que realizó en mayo Perfiles de Opinión. Todo estaba a su favor, incluso la justicia. Un Tribunal de la Corte Nacional de Justicia revirtió la decisión de otros jueces que habían declarado que el asalto fue ilegal y arbitrario. Mientras tanto, a Jorge Glas le han negado tres veces las medidas cautelares que ha solicitado para salir de prisión.
Ni siquiera la presión internacional ha hecho retroceder al mandatario ecuatoriano, que celebró con un video en Tik Tok cuando la Corte Internacional de Justicia no aceptó la petición de México de imponer medidas cautelares contra Ecuador para resguardar los bienes y archivos de la Embajada. El Gobierno confunde esa decisión de los jueces, con una sentencia sobre el fondo del caso. Así lo dejó ver también la secretaria de Comunicación, Irene Vélez, que fungió, además, de entrevistadora en el espacio radial donde estaba el presidente, al referirse al trámite que se ventila en la Asamblea de un posible juicio político contra la canciller, Gabriela Sommerfeld, y que el Gobierno lo toma como represalia a su gestión.
En la entrevista de radio, el mandatario aseguró que la Corte Nacional de Justicia les dio la razón al revertir la decisión del primer Tribunal, y declaró que la aprehensión no fue ilegal, ni arbitraria, porque se dio en el marco de un estado de excepción. “Pero también la Corte Interamericana de Justicia, ¿o estoy confundida?”, intervino la secretaria de Comunicación, en un intento de reforzar la idea de Noboa. “Tenemos respaldo internacional, pero aquí dentro la Asamblea Nacional parece que no”, dijo la funcionaria. El Gobierno de México no ha reaccionado a las declaraciones del mandatario. Mientras espera la decisión de la CIJ sobre su demanda contra Ecuador, ha firmado un acuerdo con Suiza para que proteja sus bienes y archivos en un país en el que no confía. Las relaciones entre ambos países están en su peor momento.