En una emotiva ceremonia, 20 madres de la comunidad de Pifo celebraron la culminación de su participación en el Proyecto REDNI, una iniciativa que marca un antes y un después en la vida de sus familias y, especialmente, en la salud de sus hijos. Durante los primeros 1000 días de vida, una etapa crucial para el desarrollo físico y cognitivo, estas madres recibieron acompañamiento integral, desde atención médica hasta talleres de nutrición, con el objetivo de brindar a sus hijos mejores oportunidades y un futuro saludable y pleno.
El trabajo conjunto entre PRONACA y la Fundación REDNI, inició hace cuatro años, con un objetivo común: erradicar la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) en Ecuador. A través de este programa, las madres no solo han aprendido a cuidar de la alimentación de sus hijos, sino que también han fortalecido sus conocimientos sobre nutrición y salud, convirtiéndose en pilares fundamentales de sus hogares y en agentes de cambio dentro de la comunidad.
Esteban Zambrano, Gerente Regional de PRONACA, destacó la importancia de estos primeros 1000 días en la vida de los niños: “es un período que pasa rápidamente, pero su impacto es profundo y duradero. Ser parte de este proyecto nos llena de alegría, y ver a estos niños preparados para aprender y crecer nos confirma que estamos en el camino correcto. Este trabajo colaborativo, donde todos aportan, tiene como fin preparar a estos niños para el futuro”. Con satisfacción, añadió que el proyecto sigue adelante, beneficiando a 50 familias de la zona, con miras a crecer y continuar combatiendo la desnutrición infantil en el país.
Para Lizbet Mera, una de las madres graduadas, el apoyo recibido ha sido fundamental. “Gracias a PRONACA y REDNI, aprendí a alimentarme adecuadamente durante mi embarazo y a cuidar de mi bebé. Este conocimiento ha cambiado nuestras vidas y me ha dado herramientas para asegurar el crecimiento saludable de mi hijo. Espero que este proyecto llegue a muchas más madres, porque juntas estamos construyendo un mejor futuro para nuestros hijos.”
Este es un claro ejemplo de cómo el trabajo colaborativo puede transformar realidades y construir un Ecuador más saludable. Esta iniciativa no solo fomenta el desarrollo físico y mental de los niños en sus primeros años, sino que también fortalece a las familias, dando a las madres el conocimiento necesario para asegurar un crecimiento adecuado de sus hijos y mejorar así las oportunidades de toda la comunidad.